viernes, 19 de marzo de 2010

Fecha 1: Introducción

Candy

Estaba en el box preparándome para la carrera de Vértigo Bike. Me terminé de vestir con el traje rojo de cuero que usaba siempre y las botas altas del mismo color. Antes de ponerme el casco revisé por última vez la motocicleta, siempre había gente por ahí rondando que pudiera llegar a hacerle algo antes de salir, una pequeña falla podría provocarme la muerte. Morirme no era algo que me importara mucho tampoco, por algo corría esas carreras, inconscientemente estoy segura de que siempre busco el peligro para estar más cerca de la muerte…
Salí a la pista, había mucha gente, el dinero de las apuestas corría de mano en mano. En la primera fila, del lado izquierdo había una moto que no conocía, era negra con un dibujo de un rayo. Me pregunté quién era ese corredor. Sabía que habían puesto obstáculos en la pista, pero no tenía idea de cuáles iban a ser, en fin, tendría que averiguarlo en el momento.
El semáforo de largada marcó verde y aceleré, el misterioso corredor de negro quedó primero en un segundo, yo había quedado quinta.
¿Quién era? Maldición, tenía que ganar esa carrera para poder subir a la liga, hacía ya cinco meses que corría, no iba a dejar que me ganen tan fácil…
Aceleré en la recta y quedé tercera, después de que varias motos terminaran destruidas en el primer obstáculo, habían separado la pista en ocho carriles, la moto a duras penas pasaba rozando.
Aceleré una vez más, el siguiente obstáculo fue un túnel. Era muy peligroso, había que pasar a toda velocidad, pero ese corredor anónimo cruzó por allí como si fuera una recta… Esto iba a ser divertido.
En la siguiente curva tomé por la izquierda y quedé segunda para acelerar con todo en mi mejor campo, las rectas. Pero el corredor de negro tomó la siguiente curva y aceleró en una maniobra imposible… bueno, ahora sabía que no era imposible, lo iba a practicar…
Quedamos palmo a palmo en la última recta, hubo un minuto de silencio hasta que se mostró la foto con la línea de llegada, me había ganado por cinco centímetros.
Lo miré muy mal, qué bueno que tenía puesto el casco.
-Buena carrera- le dije y salí de la pista hacia los boxes.
Me cambié a unos jeans y una camisa blanca y me puse los anteojos negros, salí para ver a mis fans con la remera de “Lady Red” que estaban cabizbajos debido a mi derrota. Maldito, había llegado para arruinarme mi carrera… pero tenía que admitir que había sido mi mejor rival hasta la fecha. No había problema, iba a ganarle la próxima vez.
-No se preocupen, voy a ganar la próxima- les dije y salí.
El corredor misterioso era un hombre alto de cabello teñido de diferentes colores, estaba firmando autógrafos a sus nuevos fans. Me miró y levantó la mano para saludarme, levanté el pulgar en señal de que aprobaba su triunfo, no tenía otra opción y él había corrido excelentemente.
Solo había algo que podía sacarme ese sabor amargo, una malteada de chocolate.
Me fui a un bar, y a los pocos minutos me sonó el bíper: “Vení urgente”.
Dejé plata sobre la mesa con propina para el mozo y salí, la cerveza iba a tener que esperar.

*****

Entré por la parte de atrás de la casa y bajé directo al sótano. Richard me estaba esperando.
-¿Qué paso?- le pregunté mientras me sacaba la chaqueta y la colgaba en una silla. La armadura estaba sobre el soporte, lista para que la usara.
-Tenemos que seguir la pista que encontramos la última vez.
-Nunca me dijiste cual era.
-Porque recién ahora tengo la información.
-Ok.
-La pista nos lleva al puerto, parece que van a exportar los cyberimplantes mejorados…
-Bien, ¿Tenés la ubicación?
-Depósito cinco.
-Bueno, voy a investigar. Traeré pruebas si puedo.
-Puede ser una pista falsa, y no te olvides de que te están buscando. Que no te pase lo de la última vez.
-Lo sé, lo sé.
-Puede ser peligroso, cuidate.
-No te preocupes.
Me calcé la armadura y subí a la moto, el camión estaba esperando. Se abrió una ventana en el visor del casco, era Richard.
-Le hice unas modificaciones a la armadura.
-Lo veo…
-En el mapa que te envío está la ubicación.
-¿Le pusiste un GPS? Genial.
-Tené cuidado- me dijo y cortó la comunicación.
Bien, una nueva pista, haría lo posible para conseguir esas pruebas. El camión me dejó a unas diez cuadras, de allí seguí con mi moto hasta una distancia prudencial y luego activé el modo stealth. Rondé entre los enormes containers y empecé a abrir uno tras otro, nada. Eran demasiados, no sabía cuánto iba a durar en ese modo y para colmo había seguridad.
-Richard ¿me estás jodiendo no?- le dije- no estoy encontrando nada en estos containers y son demasiados para revisarlos todos.
-Es la única pista que tenemos.
Corté la comunicación. Ok, si había que arriesgarse me iba a arriesgar, era eso o volver sin nada. Me acerqué a la dársena, había dos barcos y una máquina que estaba subiendo containers en uno de ellos. Alrededor de veinte personas los custodiaban, tenía que haber algo ahí, eran muchos para ser solo seguridad y tenían armamento militar. Me acerqué a uno de los containers más cerca de los barcos, pero me vieron. Sentí un horrible dolor en la espalda, me habían disparado y había penetrado la armadura.
-¡Hey! ¡Hay alguien ahí!
El disparo había desactivado el modo stealth y no solo eso, un cartel en rojo indicaba daño severo en la armadura, tenía que salir de ahí. Me preparé para saltar pero cuando me di vuelta uno de los hombres me golpeó a la cabeza con una maza, quedé aturdida pero claramente hubiera muerto de no tener puesta mi armadura. Uno más intentó cortarme el brazo con una amoladora, agradezco que pude esquivarlo y saltar hacia el techo de los containers.
Me tiré al ras del techo en el momento en que la armadura dejó de funcionar. Tenía que sacármela o iba a estar en problemas, era la armadura o yo. No me quedaba opción, iba a tener que dejarla. En ese momento vi como una granada de mano se acercaba a mí, no podían llegar con las escopetas pero sí con granadas. La pateé abajo y escuché la explosión, me dejé caer sobre uno de los hombres que ya estaba trepando a los containers del lado del mar y lo aplasté con mi peso. Corrí hacia la moto rodeando el container y abrí comunicación con Richard.
-Richard, seguí estas coordenadas, tuve que dejar la armadura.
Escuché un helicóptero y ruido de disparos, supuse que había sido Richard, así que conduje hacia la casa. Esperaba que hubiera podido recuperar mi armadura, no había nada más importante que eso ahora.
No sé como hice para conducir en esas condiciones, cuando llegué lo único que recuerdo es haberme desplomado desangrada frente a la puerta.

Cuando me desperté estaba en el sótano, me pareció raro no estar en la enfermería. Aún me sentía adolorida. Frente a mí habían dejado mi armadura ¿Era mi armadura? No se parecía en algunas cosas…
Al lado mío había una pantalla sobre la mesa de luz improvisada, la levanté y apreté el botón para reproducir.

“Elena, debido a algunos asuntos tengo que ausentarme un tiempo, es obvio que ya no podés seguir con esta investigación sola así que armé un equipo para que te acompañe. Pude recuperar la armadura, así que quedate tranquila, la que te dejé es la definitiva. No vuelvas a arriesgarte así. Tengo que irme pero cualquier problema que tengas sabés que voy a estar”.

Lo peor de todo es que tenía razón, esta vez me había arriesgado demasiado ¿qué hubiera pasado si se hubieran llevado la armadura?
-Hola- me sonrió una chica rubia que entró en ese momento a la habitación.
-¿Y vos quién sos?
-Candy, mucho gusto.
-Eso no explica quien sos.
-Soy la que maneja el camión.
-Ah… mucho gusto.
-Nunca preguntaste quien lo hacía.
-¿Desde hace cuanto que trabajás con Richard?
-Hace más tiempo que vos ¿Qué pasa? ¿Estás celosa? ¿Te gusta?
-No, tenés el camino libre.
-Bueno, sería bueno que te prepares, tenés una reunión- me entregó unos papeles, eran los archivos de mis “nuevos compañeros”
-¿Vos vas a venir así?- dije mirando su ropa.
Tenía puesta una campera y un shorcito de cuero negro.
-Sí ¿por?
-Podrías estar mejor… en fin…
Fui a la habitación que usaba siempre que iba a lo de Richard, me bañé y me cambié de ropa. Leí los archivos, un ex convicto asesino y terrorista, un oriental mercenario que activó nuestro sistema de seguridad, un acaudalado negociante que sabía moverse en las calles, una tecnomédica y un indígena que por su foto podía afirmar que sabía pelear muy bien. No hubiera confiado en ellos sino hubiera sido Richard el que me hubiera pedido que me les uniera, hacía tres años que trabajaba sola, al principio iba a ser complicado. Cuando bajé Candy ya se había encargado de abriles a todos y me los presentó. Taichi Hayato que se había acomodado sobre el sillón y llevaba puestos sus rollers, Rapskalion Nizzait tenía un sombrero extraño como su nombre y vestía muy extravagante, pero tenía estilo y Mijail Makarov de punta en blanco con su traje de marca. Faltaban dos más por llegar.
-Elena Heywood- me presenté.
-Vos sos “Lady Red”- dijo el tal Taichi.
-Perdí mucha plata por tu culpa…- dijo Rapskalion.
-A mí tampoco me gustó perder…- lo miré muy mal.
-Bueno, bueno, no vinimos acá para eso- dijo el oriental.
-Vayan viendo estos archivos…- dijo Candy y empezó a pasar las pantallas, ni yo estaba enterada de todo eso, odiaba que Richard me ocultara cosas de la investigación, pero escuché lo que iba a decir.
Candy habló del robo de los archivos de la policía, y de la supuesta misión, básicamente dijo que consistía en buscar información sobre quiénes eran los que estaban fabricando los cyberimplantes mejorados de los que aparecían en las imágenes que entregó, y que tenían que ayudar a “Armour Woman”.
-Bueno, ¿pero en qué puedo ayudar yo?
-Vos sabés moverte en las calles, ellos no- le dijo Candy.
-Ok... entonces podemos armar un grupo que decida cazar a Armour Woman esto nos va a abrir las puertas.
-No me gusta la idea, es peligroso, todo el mundo quiere esa armadura.
-¿Y vos qué sabés hacer?- me preguntó el oriental.
-¿Te suena una chica que anda dando vueltas por las calles con una armadura?
-¿Entonces sos vos?
-Sí.
-Ah no, no le pidas que oculte su identidad…- dijo Candy.
Luego nos condujo al sótano, allí abrió los paneles de las paredes donde estaba el armamento de Richard y mi armadura.
-Pueden sacar lo que quieran- dijo Candy.
-Eso sí, no toquen mi armadura por favor…
Vi que Mijail se puso a dibujar y sacó unos muy buenos diseños de ella.
-A vos sí te dejo tocar mi armadura, pero solo si está rota.

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