viernes, 30 de abril de 2010

Fecha 7: Alianza

Casey


No sé qué hora era cuando me quedé dormida en el sillón del living de mi casa, había estado viendo las noticias, un 90% de los televidentes estaba feliz de que hubiera muerto Armour Woman. Obviamente, había una corporación detrás de los medios de comunicación, no iban a poner los números reales.
Agarré la notebook y revisé la red, obviamente tampoco decía mucho pero me gustó la frase “Con Armour Woman acaba de morir la última esperanza que teníamos”. Me quedé pensando que no iba a dejar las cosas así hasta que me dormí.
Cuando me desperté la llamé a Candy.
-Hola Candy, ¿podés venir a mi casa? Tengo que hablar con vos de algo.
-Dale, voy en un rato.
Mientras esperaba a Candy preparé el desayuno. Cuando tocó el timbre le abrí la puerta y le ofrecí si quería tomar algo pero ella dijo que no. Estaba algo rara…
-Estás rara, ¿te pasa algo?
-No…
Estaba segura que sí y no me lo quería decir.
-En fin, te llamé para decirte que es una decisión tomada, vamos a volver a activar el módulo de autodestrucción de la armadura.
Ella me miró, no parecía gustarle mucho la idea pero no dijo nada.
-Necesito tener un plan B por si me pasa algo, si desaparezco por favor dale esto a Taichi.
-Que bueno que no es para mí- dijo y se guardó el sobre- ¿Y por qué yo?
-Porque confío en vos y sé que se lo vas a dar de ser necesario.
-Que bueno, ya van dos personas que hacen lo mismo… son unos idiotas.
-¿Quién te pidió lo mismo?
-Nadie, dejá…
-¿Qué te pasa? Estás rara…
-No me pasa nada.
-No confiás en mí.
-No es eso.
-No te voy a obligar a que me digas nada, pero si necesitás hablar acá estoy.
-Lo de ayer… tengo miedo de que no se vuelva a repetir…
-Es solo cuestión de volver a hacer otra fiesta- le sonreí.
-Pero quizás no estemos todos.
-No tengo intenciones de morirme todavía.
No, definitivamente, eso era algo radical en ese nuevo yo, y ese nuevo yo no quería morirse, de hecho tenía muchas razones para querer estar vivo.
-¿Vamos?
-Vamos.
Cuando estábamos en el auto ella no hablaba, estaba muy callada, demasiado difícil de aceptar en alguien tan enérgico como ella. No quería atosigarla con preguntas pero la verdad es que me tenía bastante preocupada que estuviera así.
-Quizás no fue la mejor opción dejarte a vos ese sobre, lo siento.
-No, está bien, ¡si total la que tiene que soportar que no vuelva más su hermana soy yo!…- eso se le había escapado, pero también era señal de que quería decirlo y no sabía cómo. Quería ayudarla y escucharla, pero no sabía bien cómo seguir la conversación, así que le dije:
-¿Tu hermana también es netrunner?
-Un día no volvió más, se metió con una corporación. Yo tenía ocho años y ella era mi única familia.
Me quedé un rato callada hasta que por fin le dije:
-Al menos vos tuviste la posibilidad de conocerla, yo tuve un hermano, y no pude conocerlo.
-Pero vos tenías una familia…
-Hasta los dieciséis años sí.
No quise decirle más, seguramente estaba pasando por un mal momento, iba a intentar ayudarla en lo que pudiera, pero si ella no quería hablar más no podía hacer nada. Llegamos las dos y bajamos al sótano.
-Hola chicos- saludé.
-¿Cómo están tus heridas?- me preguntó Urss, pero al ver que también bajaba Casey le preguntó a él- ¿Cómo están las heridas de Elena?
Me hizo reír, era obvio que todo el mundo ya sabía lo que había pasado, esperaba que Candy hubiera podido borrar lo que habían filmado las cámaras de seguridad.
Urss estaba tratando a Bloodearth que todavía tenía heridas, bueno, no sé qué podía decir yo que todavía me dolían bastante las mías.
-Estuve viendo las noticias, y no me gusta lo que están diciendo de Armour Woman, no está bueno que digan que es positivo que haya muerto ¿podemos hacer algo?
-Dejamelo a mí- dijo Urss- Pulika, Malik, traigan la imprenta…
Urss parecía tener experiencia en ese campo, entre todos armamos un panfleto que decía “Armour Woman murió defendiendo a la gente”.
-Ahora hay que repartirlos- dijo Urss- Casey ¿sabés manejar un helicóptero?
-Yo solo manejo transportes que van por tierra, no me gusta el aire- le dijo.
-Bueno, podemos usar un auto robado…
-Ok, ok. Pero voy a necesitar protección- dijo mirándome.
Sí seguro, él iba a necesitar protección… Yo necesita protección, pero de él.
-¿Rapsky tendrás a alguien que pueda hacerlo por helicóptero?- le pregunté.
-Algo se puede hacer…- dijo y empezó a hacer llamadas.
-Ok, me voy a cambiar y bajo.
Taichi se llevó varios panfletos y se calzó sus rollers para empezar el trabajo. Llevaba también panfletos de su nuevo mini emprendimiento, un negocio de venta de artículos para deportes extremos.

No sé en qué estaba pensando cuando decidí ir con él, de hecho creo que no lo pensé, cuando me di cuenta ya había bajado para ir a buscarlo. Fuimos al garage y buscó una camioneta, la hizo arrancar sin las llaves, arrancando los cables. Así iba a parecer “robado”.
-¿Y qué tal tu vida?- me preguntó cuando vio que no le hablaba.
-Bien.
-Qué respuesta aburrida.
-No soy una persona divertida…
-A mí me pareció lo contrario, sos divertida cuando no ponés esa cara de enojada.
Sonreí. No, definitivamente no había sido una buena idea ir con él, en fin, me concentré en el trabajo de tirar los panfletos por la ventana.
-¿A dónde vamos después?
-Volvemos a la mansión.
-Podríamos ir a algún lado.
-Manejá y no molestes que para algo te pago.
En ese momento me estaba mirando mientras conducía y no vio venir un camión que se nos vino encima.
-¡Idiota!- grité y el auto frenó e hizo un giro sobre sí mismo dejando marcadas las llantas en el asfalto- No quiero morir de una forma tan estúpida ¡Tené cuidado!
Seguimos con el trabajo y cuando terminamos le dije.
-Volvamos.
-Me debés una ronda de cerveza.
Maldición, tenía razón, la vez pasada cuando me ganó la carrera él no vino, había vuelto con la moto destrozada de Richard a la mansión. Además me ponía esas caras a las que no podía decir que no.
“Elena te tiene completa y absolutamente dominada”
-Está bien, vamos a algún bar.
-La pasás bien conmigo no lo podés negar, a no ser que hayas fingido…
-Creo que se notó claramente que no estaba fingiendo.
Él se señaló la mejilla, ¿me estaba pidiendo un beso inocente? El muy maldito, sabía que no podía resistirme a esa actitud. Le di un beso en la mejilla y él arrancó. Fuimos a un bar y pedí cerveza para los dos. Hasta ese momento todavía seguía creyendo –ingenuamente- que tenía la situación controlada.
-¿Y cuándo volvemos a hacer una fiesta como la del otro día?
-Eso no va a volver a pasar…
-¿Por qué?
-¿Por qué debería decírtelo?
-Es obvio que la pasás bien conmigo no veo el problema.
-No es tan fácil.
-Te escucho…
-No lo vas a entender.
-Viví una vida escapando de los tiros, corriendo por las alcantarillas mientras me perseguían ¿por qué no lo entendería?
Quizás pensó que me estaba refiriendo a Armour Woman…
-No es eso…
-¿Entonces qué es?
En fin, no perdía nada diciéndoselo.
-¿Alguna vez estuviste enamorado de alguien?
Creo que no esperaba esa pregunta.
-No…
Eso era muy extraño, tenía casi treinta años, o eso parecía ¿y nunca había amado a nadie? Eso me pareció… triste…
-Entonces no lo vas a entender- le dije.
-Y bueno, contame.
-¿Para qué, qué querés saber?
-Conmigo ya deberías bajar esa barrera invisible que ponés con todos.
Eso me sorprendió, pero sí, tenía razón, esa barrera ahora era muy débil, y no me molestaba que así fuera.
-Hace tres años perdí todo. Mi trabajo, mis amigos, la poca familia que me quedaba. Él se convirtió en mi nuevo mundo, él me dio una razón para seguir viviendo…
-¿Y por qué no se lo decís?
-Hasta ahora lo había hecho para protegerlo.
-Además eso lo podría haber hecho cualquiera.
-Te dije que no lo ibas a entender ¿en serio nunca amaste a nadie?
-Supongo que la moto no cuenta.
-No está bueno eso, sí, te pueden cagar, te pueden hacer sufrir, pero nada se compara a lo que sentís cuando amás a alguien.
-Yo no te cagaría- dijo y se quedó unos segundos inmóvil- pero bueno, no me molestaría ser el segundo.
-Bueno, en algo tenías que ser el segundo, ahora ya sabés lo que se siente.
Decirle eso se sintió muy bien. Él se rió, aunque creo que no le gustó lo que le dije, pero no me dijo nada sobre el asunto, sin embargo cambió de tema rápidamente.
-¿Sabés conducir?
-No.
-Puedo enseñarte como cuando te enseñé a jugar al pool.
Dios, eso no podía ser nada bueno… pero una vez más le dije que sí.
Me pidió que me sentara arriba de él para enseñarme a manejar los pedales y la palanca de cambios… en ese momento supe que ya no había vuelta atrás.
Iba manejando bien hasta que él me abrazó la cintura, me empezó a costar concentrarme en el camino, pero él estaba conmigo y no iba a dejar que pase nada con el coche, era muy bueno conduciendo y también era muy bueno controlándome para que yo hiciera exactamente lo que él quería. Pero no me importó en ese momento, quería estar otra vez con él y ya no tenía excusas válidas para convencerme de lo contrario. Me llevó hasta un mirador, a esa hora no había nadie, fue el momento en que dejé de pensar, ya nada más existía que él y yo disfrutando en ese momento en la camioneta.



*****

Cuando llegué armamos una reunión con los chicos, íbamos a seguir con el plan y según Rapsky íbamos a llegar bien para la fecha en que teníamos que entregarlos. Urss había ido con él a ayudar a Makarov que hacía muchas horas que no dormía.
En ese momento Taichi llegó y tiró un sobre arriba de la mesa.
-Vuelvo en un rato- dijo y se fue.
Adentro había un video que Candy enseguida se apresuró para reproducir. El mismo mostraba a un muchacho, por lo que decía amigo de Taichi. En el video el chico parecía haber perdido toda esperanza, la causante había sido la mafia japonesa. Además le dejaba a cargo a Taichi a la hermanita de su novia fallecida.
La cara que puso Candy fue la peor que le vi en ese momento. Estaba destrozada con lo que había escuchado.
Cuando Taichi volvió nos dijo que su amigo había sido asesinado, al igual que toda su pandilla, y los responsables habían sido los “banda negra” el mismo grupo que había atacado el bar donde trabajaba Natalie, obviamente también había encontrado muestras de la sustancia que Urssula llamaba “Bloodearth sintético”.
Taichi nos dijo que la niña estaba ahora con Natalie y que la había traído con él, no podía haber hecho mejor, en la mansión iba a estar a salvo.
Y no solo esto habíamos averiguado, el amigo de Taichi, Io, era el hermano del jefe de la mafia japonesa. Le pregunté a Rapsky que sabía de este tipo y me dijo que dentro de las mafias, la peor de todas era la japonesa. Descartado que pudiéramos llegar a ese tipo para matarlo, además que iba a ser inútil porque alguien lo iba a reemplazar como bien señaló Urss.
-Tengo que hablar con la Delegación, tengo que avisar lo que está pasando.
La “Delegación” era una organización que agrupaba entre sí a todas las pandillas, excepto a los Canadian Legacy, ellos no habían querido unirse a por alguna razón.
-Avisale a todos los que puedas.
-Esperá, tomá esto- Urssula le dejó un papel con la descripción de la droga y los efectos que traía.
Taichi enseguida volvió a salir.
Miré a Candy y le dije:
-Candy, vos venís conmigo.
-¿A dónde?
-Vos seguime.
Fui al garage a buscar la Honda, Casey estaba con el camión y lo estaba desarmando, noté que estaba blindándolo. Eso sería muy útil.
-Subí- le dije- y ella me obedeció. Cuando estoy mal por algo, me hace bien correr, quizás a vos también te ayude.
Ella se agarró de mi cintura y yo salí a toda velocidad, tomé por la autopista a casi trescientos kilómetros por hora, pero ella no dijo nada.
-No pienses en nada, solo sentí la velocidad.
Corrí sin rumbo fijo, como hacía siempre que lo necesitaba. Esperaba que eso ayudara a Candy. Cuando volvimos ella bajó de la moto y me abrazó llorando. Yo la abracé y le dije:
-Tranquila, tranquila.
La llevé a mi habitación y me quedé con ella hasta que estuvo mejor y se quedó dormida.

*****

-La Delegación ya está podrida- dijo Taichi.
-Era algo que esperaba- dije.
-No me escucharon, pero hablé con un pequeño grupo. Una pandilla de las más pequeñas ¿se acuerdan del día que atacó el cyberimplantado? Él pertenecía a una de estas pandillas. Me contacté con una chica que conocí ese día y le conté todo, dijo que nos va a ayudar a avisarles a los demás.
En ese momento llegó Candy y dijo:
-Ya estoy de vuelta.
Era muy bueno escucharla decir eso.
-Candy, cuánto tiempo te llevaría desparramar la información por la red.
-Normalmente una hora, cuando estoy enfadada solo cinco minutos.
Ella comenzó a teclear en la notebook, sus dedos volaban sobre el teclado.
En ese momento Urss llamó a uno de sus contactos y cuando terminó de hablar nos dijo:
-Vamos a ir a hablar con Adam.
Ok, yo sabía quién era él, el líder de los Canadian Legacy, el esposo de una nómada de mucha influencia. Tenía contactos por todos lados, las rutas eran suyas, si conseguíamos que él se pusiera de nuestra parte… si lográbamos que entendiera la situación complicada en que estaba todo, quizás nos ayudaran.
Decidí que era momento de hablar con Richard, además ese día todavía no lo había llamado y quería saber cómo estaba.
-Hola Elena.
-Hola Richard ¿estás bien?
-Sí, todo bien.
-Seguro estás haciendo algo peligroso como siempre ¿no?
-Esta vez no, me estoy encargando del papelerío.
-Escuchame, con los chicos vamos a ir a contactarnos con alguien que creemos que puede ayudarnos, su nombre es Adam.
En ese momento escuché como si hubiera escupido lo que estaba tomando, conociéndolo supuse que era un café.
-¿Adam? Tengan mucho cuidado- hizo énfasis en esa última frase.
-No te preocupes, voy con los chicos, no va a pasar nada.
-Ok, les deseo mucha suerte entonces.
-Cuando vuelva te invito a cenar y te cuento las novedades.
-No es lo habitual, pero está bien.
Iba a hacer lo posible para ganarme la confianza de ese tal Adam, si lográbamos hacerlo sería una gran alianza para la causa.

*****

Nos encontramos con un conocido de Urss que nos advirtió:
-Yo los voy a llevar hasta él, pero no me responsabilizo de lo que pase de ahí en más.
-Ya bastante hiciste- le dijo Urss- No te preocupes.
Nos condujeron hacia las afueras de la ciudad, cuando llegamos el hombre nos dejó a cargo de los guardias quiénes nos condujeron adentro. Todo estaba oscuro, pero sentía las presencias de los que estaban allí, un movimiento en falso y estábamos muertos.
Cuando encendieron las luces vimos que efectivamente estábamos rodeados. Urss se adelantó primero hacia el centro, hasta que la frenaron. Al frente había una especie de trono donde se sentaba nuestro anfitrión. A su lado, una mujer morocha estaba sentada sobre unas cajas. Ella debía ser su esposa, la nómada.
La mujer se acercó a nosotros, nos miró uno a uno mientras decía:
-Un pandillero, un nativo, una rebelde- cuando llegó a mí no dijo nada- y una basura…- dijo deteniéndose en Rapsky- ¿Qué es lo que quieren?
Urss fue la que habló primero, les contó lo que había pasado en Estados Unidos, les contó que ella y su gente habían derrocado a CEO, pero eso no había sido suficiente, que si no hacíamos bien las cosas, otro poder iba a tomar el lugar de las corporaciones, que quizás nosotros no viéramos los cambios, pero sí nuestros nietos, que sino empezábamos hoy íbamos a estar no a setenta años, íbamos a estar a setenta años menos un día para el cambio.
Hablaba muy bien, y en ese momento me di cuenta que tanto sus ideales eran parecidos a los míos. Sí, era una idealista, siempre lo había sido, papá también, y por eso había decidido unirme a la policía…
Todos fuimos sinceros, Taichi dijo que quería proteger a la mujer que amaba y a alguien inesperado que había encontrado en su vida, Urss y yo queríamos lo mismo, libertad, proteger a aquellos que no podían defenderse por sí mismos, tratar de que los inocentes no quedaran atrapados en el fuego cruzado entre mafia, pandillas y corporaciones.
-¿Y vos por qué no vas a buscar a tu gente?
-No sé si vendrán si los llamo, yo vine por mi cuenta- dijo Bloodearth
-No perdés nada con intentarlo- le dije.
-¿Y vos?
Rapsky no dijo nada, simplemente dijo que hoy estaba en una posición en la que no sabía qué quería a futuro, que todo lo que él había creído hoy ya no era así… creo que estuvo bien, porque no le siguieron haciendo preguntas.
-¿Por qué deberíamos ayudarlos? A nosotros nadie nos ayudó.
-Porque si no lo hacen a otras personas les va a pasar lo mismo que a ustedes- dijo Taichi.
-Porque los inocentes van a morir en medio de la balacera- agregué.
-¿Inocentes? ¿Dónde hay inocentes?
-Tenés uno al lado tuyo y todavía no te diste cuenta.
Me estaba refiriendo a Taichi, que había hablado muy bien, pero no di nombres.
-¿Y vos qué es lo que buscás?
-Una vez fui policía, si bien ya no estoy con ellos los ideales que sigo son los mismos de siempre, quiero proteger a la gente que no puede hacerlo por sí misma.

Cuando terminó la conversación saqué uno de los panfletos que habíamos hecho con los chicos y se lo entregué a Adam.
-Vas a volver a saber de ella.
-No dudaba que ibas a volver a aparecer.
Sonreí, era imposible ocultarle algo a ese hombre.
-Mandale saludos al estúpido de Richard.
-Serán enviados.
Esperaba ansiosa poder ver la cara de Richard cuando le contara lo que habíamos conseguido.

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