miércoles, 2 de junio de 2010

Fecha 9: Carretera

Durante la noche en vela había elucubrado un gran plan, bueno, no era el mejor plan, lo admito, pero sería efectivo. Ellos no me iban a dejar ayudarlos, iban a hacer una locura, como meterse en alguna de las corporaciones o algo peor… Sí, yo iba a hacer que el Ojo de Sauron mirara para otro lado mientras ellos destruían el anillo frente a sus propias narices.

Terminé mi café, Casey se acercó a la mesa y me dijo:
-Bueno, me voy
-¿Y a dónde se supone que vamos?
-A la mansión…
-¿Y vamos a ir caminando? Tenemos que esperar que nos vengan a buscar…
-¿Venís o no?
Agarré el peluche que estaba sobre la mesa y salí con él que se acercó a las motocicletas estacionadas. Eligió una y la hizo arrancar usando los cables.
-¿Subís?
No iba a quedarme ahí, no quería quedarme sola…
Subí detrás de él y escuchamos al muchacho que gritaba a los que les estaban robando su motocicleta, o sea nosotros.
“¡¡Hey!! ¡¡mi moto!!”
-¿Supongo que vamos a abandonar la moto después en algún lugar no?
-Sí…
Hacía mucho frío, él estaba sin campera, y yo tenía las manos congeladas. Toda esa situación había sido mi culpa… Yo tenía mi campera y la de él, y tenía frío, pero él parecía no sentirlo… Lo abracé al menos iba a poder darle algo de calor.
Toda la noche había estado pensando y no había llegado a ninguna conclusión, quería olvidarme de todo, de los mafiosos, de las pandillas, de las corporaciones, de Canadá, de Richard… y me dejé llevar.
Casey iba a toda velocidad por la autopista, era peligrosísimo correr en la ruta con el asfalto cubierto de hielo… pero no tenía miedo, me sentía segura con él, él no iba a dejar que me pasara nada…
Recordé cuando la llevé a Candy a correr con la moto, había hecho miles de veces lo mismo con Amy y con Edith, pero nadie me había llevado a mí a correr cuando estaba mal, siempre lo había hecho sola. Sí, Casey era muy parecido a mí… él estaba haciendo lo mismo que yo, y ahora era yo la que estaba como acompañante, me estaba ayudando a mí a olvidarme de todo…
Lloré sobre su espalda, lloré mucho, todo lo que no había llorado desde que hablé con Richard, las lágrimas se secaban con el viento frío… todo era blanco, solo existíamos él y yo, la carretera, la velocidad, la nieve… En ese momento éramos uno, pero sentí una conexión con él que iba más allá de lo físico.
No hablamos durante todo el camino, me dejé llevar, sí, ese mundo era hermoso, no existía nada, solo él y yo, y esa conexión que no había tenido nunca con nadie. Yo nunca había estado atrás, a mí nunca nadie me había contenido, siempre había sido yo la que contenía a los demás…
-Llegamos.
¿Ya habíamos llegado? Sí, había sido demasiado hermoso para durar más tiempo… Me bajé de la moto, había estado abrazada a él todo el camino. Él me miró, fijamente, estábamos muy cerca...
No, no voy a besarte, no te puedo hacer lo que Richard me hizo a mí, no quiero… no voy a decirte un sí pero que en realidad es un no…
Igualmente ahora ya no estoy segura de nada…
Él estaba apoyado sobre la moto, yo lo abracé. Sí, yo había sido Armour Woman todo ese tiempo, incluso cuando no tenía puesta la armadura, pero él la había desintegrado como si fuera nada, como si fuera agua… y lo que dijo después lo dijo con un tono que jamás había usado conmigo antes:
-¿Ves? Sos mucho más hermosa cuando sos vos…
Me acarició la cara y me dio un beso, pero no era los mismos besos que me había dado hasta entonces, era un beso suave, dulce…
Lloré, como hacía mucho tiempo no había llorado, con él podía hacerlo, con él me sentía protegida, contenida, ese abrazo solo significaba una cosa “protegeme”, “salvame”, jamás me había sentido así. Ya no podía hacer nada, con esas palabras había logrado derretirme por completo. No podía, y a la vez no quería moverme de ahí.
-Gracias…
-No me gusta que llores- me dijo y secó las lágrimas que todavía bañaban mi rostro.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de cómo era Casey en realidad, no lo había entendido hasta ese momento, él y yo éramos muy parecidos. A él parecía que nada le importaba, que para él todo estaba bien, pero no era así… las veces que me había dicho que disfrutara más, que me relajara un poco, esas veces también se lo estaba diciendo a sí mismo…
“Sos el único con el que puedo ser yo Casey, y vos podés ser vos cuando estás conmigo… pero hay algo más que eso, por primera vez me hiciste dudar de la única cosa que era incuestionable en mi vida…”

*****

-¿Candy puedo hablar con vos?
-Sí…- dijo viendo que venía abrazada de Casey- y parece que esto va a ser largo- dijo y se sirvió un frozen.
Cuando estuvimos a solas le dije:
-Tengo una idea, pero necesito que me ayudes.
-¿Qué?
-Richard me dijo que van a hacer una locura. Necesito que me digas cuándo va a ser.
-Te vas a enterar.
-Me gustaría saberlo antes y tu jefe no me lo va a decir…
-¿Qué querés hacer si se puede saber?
-¿Viste “El señor de los anillos”?
-Prefiero Matrix, pero sí la vi.
-Bueno, viste que Frodo en un momento va a destruir el anillo al Monte del Destino… quiero hacer lo que hace Aragorn en ese momento…
Ella me miró, no sé si entendió o no, así que terminé la frase:
-… Quiero hacer que el ojo de Sauron mire para otro lado.
-¿Estás diciendo que vas a hacer que las pandillas, las mafias y las corporaciones vayan contra vos? No, definitivamente no te hacés una idea de lo que está pasando.
-No, tu jefe tiene la costumbre de no informarme nada.
-¿No podés esperar que lo diga Richard?
-No lo va a hacer- dije en un tono algo fuerte.
-Si estás enojada con él no te la agarres conmigo.
Tenía razón, ella no tenía nada que ver.
-No me la agarro con vos, si van a ir a una misión suicida me gustaría ayudar en lo que pueda, por eso necesito que vos me avises.
-Elena, ahora todo se mueve por acción y reacción, cuando nosotros hagamos lo que vamos a hacer, ellos van a actuar también, así que te vas a enterar.
-¿Vos también vas a ir?
-Sí, alguien tiene que manejar el helicóptero.
Así que era ella la que siempre manejó el helicóptero…
-Podés hacerlo a distancia.
-No, no puedo es muy difícil.
-Y por eso vas a ir a morirte…
-¡Yo no fui la que te dejó un sobre!
-Está bien, dámelo.
-No puedo, ya no lo tengo.
Claro, ya no lo tenía porque todos tenían planeado morirse, que buena idea… y después criticaban mi plan.
Yo nunca había sido de su grupo, ahora yo tenía mi propio grupo, eso fue lo que dijo Candy, no era mi grupo, eran mis amigos, y yo no los iba a mandar al muere…

-Tenemos que reunirnos.
Les mandé un mensaje a los chicos para reunirnos en dos horas.
Mientras tanto aproveché para ir a ver a Amy, me fui caminando, necesitaba no pensar en nada, solo quería ver como estaba mi antigua amiga, y si podía hacer algo por ella.
Cuando llegué vi que había muchos autos en la puerta, algunos ya los había visto antes, eran de amigas de Amy. Me acerqué para mirar por la ventana, me intrigaba, quería saber que estaba pasando y quizás me arriesgué más de la cuenta. Amy estaba rodeada de paquetes, regalos… le estaban regalando cosas para un bebé. Iba a ser mamá de nuevo.
-Amy ¿y ya sabés qué va a ser?
-No, no quiero saber, quiero que sea sorpresa- dijo ella con su característica sonrisa.
-¿Y cómo se va a llamar?
-Si es varón Brandon, y si es nena, Hillary.
Eso me llegó a lo más profundo de mi corazón, amiga, ojalá pudiera decirte que estoy viva sin ponerte en peligro a vos y a tu familia.
Fui al shopping y busqué el oso más grande que encontré, el dueño de la tienda me dijo qué quería poner en la tarjeta y le dije: “Felicidades por tu bebé”. Lástima no poder firmarla con mi nombre. Sabía que iba a gustarle el oso, a ella siempre le habían gustado mucho los peluches…

Cuando llegué ya estaban todos, menos Rapsky que me dijo que estaba haciendo algunas averiguaciones y Makarov que solo me dejó un mensaje que decía “Trabajando”.
Cuando le conté mi plan a Taichi me dijo:
-Ahora tenemos que pensar un poco, pensar... no actuar así.
Si no hubiera sido Taichi el que me dijo eso seguramente lo hubiera golpeado.
-¿Entonces qué hacemos?
-Yo tenía una idea, pero va a ser peligroso.
-Acaso hay algo que podamos hacer ahora que no sea peligroso- le dije, y Bloodearth estuvo de acuerdo.
-Estaba pensando en ir a buscar al reverendo. Matarlo no nos sirve, pero sí podríamos atraparlo y hacerlo hablar, sacarle el poder que tiene sobre las pandillas.
-¿Y cuándo sería el mejor momento para eso?
-Antes de la próxima reunión, es el momento en que sale de su refugio, pero va a tener mucha seguridad encima.
-Podemos intentarlo- dijo Bloodearth.
-¿Podemos averiguar el momento exacto?
-Sí, yo podría- dijo Taichi.
Empezamos a hilar las ideas, pero el tema era que no encontrábamos ningún punto en común ¿Qué querían las corporaciones? Estaban armando un ejército, eso era obvio si teníamos en cuenta a los “Bloodearths sintéticos” pero ¿Para qué? ¿Para liberar las rutas, para sacarse de encima a Adam? ¿Qué es lo que quieren? ¿Más poder? Ahora solo les queda Europa, en la que actualmente están prohibidos los cyberimplantes, pero pueden recurrir a las drogas que vuelven a todos como Bloodearth… ¿Quieren ampliar su mercado a Europa? ¿Quieren más dinero? ¿Quieren anexarse Europa para destruir al Bloque Rojo y dominar todo?
Candy desplegó todo lo que teníamos en las pantallas, pero todo parecía inconexo, el Griego, los alemanes, los japoneses ¿Qué papel jugaban? ¿El Reverendo estaba con las corporaciones?
-Creo que por el momento va a ser mejor que nos tomemos un tiempo para pensar- dije.
-El tema es que no tenemos tiempo- dijo Taichi.
-Lo sé, pero no sé hasta qué punto nos sirve lo que hicimos con el Griego, yo haría volar el container cuando lo vayan a buscar.
-Makarov seguro le puso explosivos a los cyberimplantes. Igualmente volarlo solo acabaría con los alemanes, no llegaríamos al Griego.
-Y no serviría de nada…
Estuvimos algunas horas hablando hasta que a Taichi le llegó un mensaje.
“Se están moviendo”.
-Candy, ¿podés ver las cámaras de la ciudad?
-Sí…
-Fijate hacia dónde están yendo…
-Vienen hacia acá.
-Nos vamos- dije.
-Candy, ¿no podemos hacer desaparecer el sótano?- le preguntó Taichi.
-Sí, pero no podemos arriesgarnos.
-Agarren lo que puedan, nos vamos en el camión- dije.
Todos se dirigieron rápidamente al sótano, agarrando lo que podían llevar, teníamos poco tiempo. Agarré mi mochila con algunas pocas pertenencias, sí, el peluche estaba ahí. Tiré la mochila en el camión y le dije a Candy.
-Ayudame con la armadura.
No iba a salir de no ser necesario, y no lo fue.
Casey esperó a que todos estuviéramos en el camión, pero cuando estuvimos listos no arrancaba.
-Casey ¿qué pasa?
-No quiero ver, no quiero ver…- decía Candy.
Él seguía esperando y yo ya estaba bastante nerviosa.
-¡Casey arrancá el maldito camión!
Taichi gritó:
-¡Agarrense!
Le hice caso y menos mal, Casey se llevó por delante no sé cuantos autos que venían por la calle, y en un momento el suelo del camión se puso rojo, al instante aceleramos a toda velocidad. Sabía que nos habían dado, pero el camión no sufrió ningún daño mayor. Lo había blindado por completo, había estado toda la semana trabajando en eso.
-Lo primero que se hace es blindar las llantas- le dijo a Candy.
Sí, estaba loco, pero todos estábamos algo locos en ese grupo.
Decidimos ir a lo de Makarov, a falta de una locación mejor en el corto plazo.
-Buenas, vinimos a visitarte.
-Pasen, pero no toquen nada, estoy trabajando.
No recordaba que hubiera tantas cosas en esa fábrica improvisada, seguramente le habían traído más materiales a nuestro amigo. Vi que Taichi se puso a investigar, realmente a mí no me interesaba que era lo que estaba haciendo ahí mientras funcionara a futuro.
-Voy arriba- dijo Taichi con claras intenciones de buscar un lugar para la nena y para Natalie.
-Tené cuidado con el perro.
-¿Desde cuando tenés un perro?- le preguntó Taichi.
Al rato bajó un hombre, tenía en su brazo un arma que no conocía…
-¿Y ese quién es?- le pregunté a Makarov.
-Se llama Chris, lo trajo el jefe.

*****

Me fui a dormir al camión, no sin antes dejarle bien en claro a Makarov que no tocara mi armadura. No me pude dormir enseguida, tenía más cosas que pensar ahora… Mis sentimientos eran un caos, quizás era mejor dormirme…
¿Cómo puede ser que en un mes hayas podido conocerme más que alguien que conocí hace tres años y le dio sentido a mi vida durante todos ellos?

Estaba muy enojada, hacía mucho que no me enojaba así, otra prueba más de mi recientemente recuperada humanidad… Estaba muy enojada con Richard, siempre me había ocultado cosas, nunca habíamos sido un equipo siempre había obviado darme información importante, y ahora hacía lo mismo. Candy también, ella le obedecía en todo, pero no podía enojarme con ella, eran órdenes de él al fin y al cabo. Pero sí me enojé cuando me dijo que ese era mi equipo, como si yo fuera “la nueva Richard”. Yo no los lidero, ellos se quedaron por sus propias razones y ahora son mis amigos, yo no voy a llevarlos a la muerte como Richard hacía con ella. Yo iba a protegerlos, ellos mismos decidirían si seguir o no con todo esto, y si seguían adelante ahí iba a estar yo para ayudarlos.
Si te querés morir vos, morite solo, no arrastres también a Candy en eso.
No, nunca te conocí realmente, no sé como sos, ojalá me hubieras dejado conocerte…
Yo nunca fui importante para vos, yo nunca fui tu prioridad, y lo peor de todo es que aún no sé cual es tu prioridad… Sí, esto es igual a lo que viví con Riley.
Aceptalo Hillary, los cuentos de hadas no existen, ya deberías saberlo.
“Nuestra vida es muy solitaria…”
Eso no es cierto, nuestras vidas son solitarias si nosotros así lo queremos, y vos siempre quisiste estar solo, al igual que yo cuando murieron mis compañeros, cuando perdí a Amy y a Edith. Yo siempre estuve sola, desde que papá murió, lo único que me sostuvo fueron esas dos personitas que perdí. Y ahora, los chicos, mis nuevos amigos. Vos nunca estuviste ahí para mí, cuando estuve mal, o deprimida, o triste, siempre estuve sola, no había nadie que me ayudara, y cada vez fue peor, cada vez más la armadura que había fabricado alrededor de mí se volvía más difícil de sacar, y vos lo permitiste, permitiste que esa armadura se apoderara de mí… Jamás estuviste ahí para ayudarme y tuve que protegerme sola. Claro, vos tenías a tu equipo del que yo nunca formé parte, si ni siquiera había conocido a Candy que estaba tan cerca… ¿No había diferencia entre la armadura de metal y yo, no? ¿Qué tanto me usaste Richard? Me hiciste lo mismo que me hizo Riley pero a un nivel mucho peor… y lo último que me hiciste… ese beso fue una despedida, que tonta fui, nunca quisiste nada conmigo… siempre fue más importante cumplir tu objetivo, sea el que sea…
Otra vez estoy llorando ¡Basta! No quiero llorar más por vos ¡No te merecés ni una sola de mis lágrimas! No te las merecés…
Ya no quiero ser Elena la que maneja la armadura, quiero ser una mujer otra vez, una mujer que sufre, que llora, que ríe, que ama, que vive… y vos no pudiste hacer algo tan fácil como eso, ni siquiera cuando te dije lo importante que eras para mí. Te fuiste y no te importé, una vez más había otra cosa antes que yo ¿Y sabés qué? Ya no quiero seguir siendo la segunda, tercera o cuarta en tu lista de prioridades… porque eso duele, y mucho. Te dije que no me iba a rendir pero ahora que todo es tan claro sé que solo fui una molestia para vos, y realmente ya no quiero seguir molestándote. No, lo había pensando, pero no. Siempre me preocupé por vos, lo sabías y aún así no eras capaz de llamarme o mandarme un mensaje… nada, por días me tenías pensando si estabas vivo o muerto, y no te importaba lo que me pasaba a mí mientras tanto… Me cansé de preocuparme por vos y no recibir una mínima parte de lo mismo a cambio.
Me cansé de estar sola.

Casey, no me alcanzarían las palabras para agradecerte, vos sí que estuviste ahí para ayudarme y la prueba real de eso fue lo que hiciste hoy por mí. Seguramente ni siquiera podés imaginarte la magnitud de lo que significó lo que hiciste…
Ahora todo es cuestionable, no hay nada que no lo sea, ni siquiera lo que siento por Richard, o por vos. Pero hay algo que sí sé, vos lograste lo que nadie más había logrado conmigo, vos lograste que volviera a ser Hillary otra vez, y ni siquiera sabés mi verdadero nombre…
Rompiste la armadura que había crecido a mi alrededor como si fuera de cristal, hiciste que me sintiera viva de nuevo, y no solo eso, te preocupaste por mí lo suficiente como para sacarme de ella sin dificultad. Me contuviste, me protegiste como hasta ahora nadie me había protegido, me hiciste sentir indefensa de nuevo, pero no te fuiste, te quedaste para cuidarme, para proteger esa fragilidad, me hiciste sentir mujer de nuevo… me hiciste recordar que había algo más ahí además de “Armour Woman” y eso nunca voy a poder pagártelo.

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