miércoles, 3 de marzo de 2010

Vértigo Bike


Con Edith siempre mirábamos por la tele las carreras de Vértigo Bike, algunas veces cuando nos lo permitían nuestros sueldos y nuestro tiempo libre íbamos a verlas en vivo. Muchas veces nos imaginábamos corriendo a 250 km/h en la pista. No podías fallar, un mínimo error podía costar la vida, era altamente peligroso y esa palabra lo hacía más irresistible.
Las motos especiales que se usaban para correr eran carísimas, y además había que subir posiciones hasta llegar a la “primera liga”. Sabíamos que para nosotras era imposible correr, pero nos divertíamos viendo a los profesionales.
-Richard, quiero correr en Vértigo Bike, conseguime una moto o me la fabrico.
-Salen una fortuna esas motos, además tenés que subir posiciones antes de poder correr en el torneo.
-Vos encárgate de la moto, yo me encargo de ganar para subir posiciones. Te la pago cuando gane el primer premio del torneo.
Él sonrió y me dijo:
-Que poco valorás tu vida…
-¿Y quién te dijo que tengo planeado morirme?
No volvimos a hablar del tema, pensé que no se lo había tomado en serio, hasta que un día me dijo:
-Feliz cumpleaños Elena.
-Hoy no es mi cumpleaños- le dije sorprendida.
-Sí, hoy hace un año que saliste del coma, por lo tanto es tu cumpleaños.
Tenía razón, ese día había nacido Elena.
-Bueno, eso es verdad… entonces supongo que tendrás preparado mi regalo.
En ese momento me percaté que no sabía cuando era su cumpleaños, jamás lo había averiguado, ni tampoco se lo había preguntado.
-Si salís de la pileta por cinco minutos te lo doy.
Subí por la escalerita, agarré una toalla y la puse sobre mis hombros.
-Bueno, parece que hoy estás en misterioso…
Me condujo al sótano, a la sala de experimentación, en la pared frontal descansaba mi armadura.
-Cerrá los ojos.
Hice lo que me dijo, él me tomó de la mano y me condujo hacia el cuarto contiguo, yo sabía que ahí era donde estaban todos sus archivos.
-Ahora sí, podés abrirlos.
Delante de mis ojos apareció una impresionante moto de carreras, era de color rojo y la pintura destellaba con las luces blancas del techo.
-¿Me compraste una moto?- aún no podía creerlo, pensé que se había olvidado por completo de esa conversación.
-No, te la voy a descontar en cuotas de tu sueldo- como lo miré muy mal se apresuró a decir- Es broma, es broma…
-Gracias jefe- le dije con una sonrisa en mi rostro- pero es un regalo muy costoso, no puedo aceptarlo, prometo pagártela cuando gane el primer premio del torneo.
-Te tenés mucha confianza…
-Solo dejá que me acostumbre a esta belleza y vas a ver lo que podemos hacer juntas.
-Me imagino muchas cosas…
Le tiré la toalla a la cara.
-¡Hey! ¿Así me agradecés?
Ya hace dos años que corro en el torneo, todavía no pude ganar el primer lugar, pero me sigo esforzando. Entre Richard y yo mejoramos mucho la moto durante este tiempo, nada fuera de los límites legales del juego, pero estoy segura de que muchos desearían tenerla.
¡Ah! También averigüé cuando era el cumpleaños de Richard ese mismo día, y ya le hice dos regalos, obviamente no tan costosos; tenía que cumplir el diez de noviembre y ser escorpiano…
En fin, las carreras en Vértigo Bike eran mi pasatiempo favorito cuando no estaba cazando cyberpsicópatas.
Muchos asociaron a “Lady Red” con “Armour Woman” pero nadie aún pudo comprobar que fueran la misma persona.

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