miércoles, 2 de junio de 2010

Fecha 10: El Griego


El Griego


Apenas había logrado cerrar los ojos cuando Candy golpeó la puerta del camión.
-¡Hey Elena!
-¿Y ahora qué?
-Salí que ya llegaron los chicos…
Tenía mucho sueño, ¿que nadie entendía que quería dormir un rato?
Salí del camión y me senté a la mesa. Rapsky decía que nos fuéramos a un hotel, si claro, iba a llevar la armadura a un hotel… Le pregunté cómo seguíamos, me dijo que iba a hablar con el Griego para continuar con el plan, pero después se puso a ver lo que hacía Taichi en su notebook. Se ve que era algo muy interesante porque ambos se quedaron embobados con eso.
-¿Qué estás haciendo?- le pregunté a Taichi.
Él no me contestó, y cuando le volví a preguntar a Rapsky cuál era el plan tampoco me dio una respuesta satisfactoria, así que dije:
-Bueno, me voy a dormir, cuando quieran hablar en serio me avisan.
Volví a entrar al camión y tranqué la puerta por dentro.
Al poco rato vi luz en la parte de adelante del camión y se abrió la puerta que comunicaba el acoplado con la parte delantera. Casey entró con dos cervezas y me dijo:
-Te traje una.
Agarré la cerveza y le dije:
-¿Qué parte de “quiero dormir” no se entendió? Vos dormiste ayer pero yo no…
-¿No dormiste? ¿Por qué?
-Porque no pude.
-Hay habitaciones arriba, acá vas a estar incómoda.
-Quiero dormir acá ¿te molesta?
Él se acostó al lado mío y me dijo:
-Vení.
¿Se iba a quedar ahí conmigo para que yo durmiera más cómoda? Eso sí que era extraño, nadie jamás había hecho algo así por mí antes…
-No, vos tenés que hacer otras cosas…- le dije.
-No realmente.
En un primer momento lo dudé, pero después me abracé a él y en poco tiempo me quedé profundamente dormida entre sus brazos.

“¡¡Casey!! ¡Casey! ya sé que estás ahí con Elena”
Los gritos de Candy me despertaron, Casey estaba ahí conmigo todavía, no se había movido. Se despertó cuando me moví y se levantó para abrir la puerta del camión.
“¡No hay nada decente para desayunar acá!” Se seguía quejando Candy.
Tenía que ir a hacer unas compras así que le dije que le iba a traerle algo rico, al parecer eso la calmó un poco. Creo que tenía abstinencia por no tener sus computadoras, solo llevaba una notebook a diferencia de la mansión donde todo estaba tecnificado.
-Calmate, yo voy a ir a comprar el desayuno. Ahora preocupate por ver donde nos vamos a quedar.
Quería ir al shopping a comprar ropa, tenía puesto el traje de látex que usaba con la armadura así que me puse el sobretodo negro y salí. Casey vino conmigo. Esta vez se robó un auto antiguo.
-Llegó el taxi- me dijo.
Subí con él y le dije:
-Vamos al shopping, quiero comprar ropa.
-¿Vas a comprar ropa ahora?
-Sí, salvo que quieras que me quede con el traje de látex de la armadura todo el día.
-No me molestaría para nada.
-Conducí que para algo te pago.
-¿Eh? Vení. Vení para acá…
Me acerqué a él y me besó mientras conducía, estaba loco, pero creo que podía llegar a enamorarme de ese loco… Después de todo, yo no estaba mucho más cuerda.
Llegamos al shopping y me metí en un negocio de ropa de esos a los que solía ir hace tiempo, solo quería un jean, una remera, una musculosa, zapatillas, la ropa que usaba cuando era Hillary. Me gustaba volver a sentirme como una adolescente.
Salí ya con la ropa nueva puesta, Casey me estaba esperando para ir a comprar el desayuno.
-Vamos a Starbucks.
-¿Eso vas a desayunar? Yo voy a comprar otra cosa.
Lo vi que salió afuera a un puesto de comidas rápidas de la calle, no entiendo como le puede gustar a los hombres esa comida tan grasienta… pero bueno, era su estómago después de todo. Le llevé a Candy un frozen como los que a ella le gustaban, para mí llevé un café y algunas galletitas. Bloodearth dijo que quería algo más “contundente” así que le llevé carne asada y de última podía comer lo que llevaba Casey.
-Ahora entiendo por qué estás tan buena, si comés eso…
-¿Cómo podés comer esa comida? En fin, vamos.
Cuando subimos al auto me dijo:
-¿Y ahora qué hacemos?
-Vamos a lo de Makarov.
-¿En serio? Podemos ir después.
-No, se va a enfriar el desayuno, después vamos a algún lado.
-¿Entonces es una cita? Bueno.

Volvimos a la fábrica de Makarov. Candy tomó su frozen como si fuera una droga que la calmara.
-Podríamos ir a un hotel, con masaje, con servicio a la habitación…- sugirió Rapsky.
-Eso es muy interesante… yo voy- le dije.
Pero Candy había sido más rápida en un solo movimiento había cambiado la titularidad de un piso completo en un edificio cercano al barrio corporativo para que fuera nuestra nueva casa.
-Hablé con el Griego- me dijo Rapsky- todo va según el plan, nos vamos a reunir hoy.
-Genial, ¿y a qué hora es esto?
-A las nueve de la noche.
-Entonces tenemos bastante tiempo hasta entonces.
Tomé mi desayuno y al terminar le dije a Candy:
-¿La llave de ese lugar que conseguiste me la dan ahí?
-Makarov, ¿tenés un molde para tarjetas?- le preguntó.
-¿Cuántos querés?
Al instante fabricó una tarjeta y me la entregó.
-Ok, voy primero, la mejor habitación es mía.
-Nuestra- dijo Casey.
-Dije “Mía”
Salí y Casey me siguió, volvimos a subir al coche antiguo y condujo hasta el lugar que nos había dicho Candy. Usé la tarjeta para entrar y un ascensor nos llevó hasta el quinto piso. El lugar era un lujo, había de todo, el hall de entrada tenía acceso al ascensor con cuatro puertas que comunicaban todo el piso. Había cuatro baños, ocho habitaciones, y una suite, que iba a ser mía. Me acerqué a la puerta y escribí en el visor electrónico “Habitación de Elena”
-Pero es una habitación muy grande y fría para vos sola…
-Pasá si querés.
Casey agregó abajo en el cartel “Y de Casey” y pateó la puerta para entrar.
-¡No patees la puerta!
La habitación era una belleza, hasta tenía baño con shakusi, televisión, equipo de música, minibar… no faltaba nada. Encendí el equipo de música y Casey dijo:
-No esperes que haga un strip-tease, aunque si vos querés hacerlo no me opongo.
-No voy a hacer eso.
-Hiciste peores cosas conmigo que eso.
Me acerqué a él, le apoyé la mano en el pecho y le dije:
-Me gusta más que me desvistan- le dije y lo besé.
-Esta otra Elena me gusta más que la anterior- y empezó a desvestirme rápidamente.

Estaba abrazada a él, con mi dedo recorría los tatuajes que tenía en su brazo…
“¿Por qué apareciste tan tarde en mi vida?” Pensé.
-Quiero jugar un juego.
-No puedo volver a “jugar” tan rápido.
Sonreí.
-No me refería a eso…
-¿Y entonces?
-Jugamos a esto: yo te cuento algo de mi vida pasada, y vos me contás algo de la tuya que creas que es igual de importante.
-Está bien… Te escucho…
-Cuando salí de la academia…
-¿Academia?
-Sí, fui policía.
-¡Ah con razón! Ahora me cierran muchas cosas… Era broma, era broma, seguí…
-Bueno, te decía, cuando salí de la academia conocí a un tipo. Le hice una infracción de tránsito y me invitó a salir. No le di importancia al principio y de hecho no acepté, pero toda la semana volvió a pasar por el mismo lugar donde yo estaba trabajando, y cuando llegó el viernes, le dije que sí. Era muy buen mozo, empresario, me llevaba a cenar a los mejores restaurantes, me regalaba flores, peluches, chocolates. Me enamoré de él perdidamente, fue el primer hombre que amé. Estuvimos juntos un año, incluso ya hacía tiempo que tenía decidido que quería vivir junto a él para siempre… hasta que un día lo llamé a su celular y me atendió una mujer. Me preguntó si era nueva en la oficina, le dije que sí, que necesitaba hablar con “mi jefe”. Cuando él atendió me habló como si yo fuera su secretaria, era más que obvio que estaba fingiendo para su mujer. Estuve muy mal por él, más de lo que se merecía. No volví a hablar con él nunca más. Investigué y supe que estaba casado, que tenía dos hijos, y lo seguí hasta que lo encontré con su nueva amante. Le saqué fotos y se las envié a su esposa, al poco tiempo supe que se había divorciado. Esa fue la primera vez que me enamoré, y la vez que me dije que los príncipes azules de los que tanto se jactan los cuentos de hadas no pueden existir en la realidad…
-No es la mejor historia la que contaste…
-Y eso que no te conté del siguiente. Ahora te toca a vos, podés empezar por responder a mi pregunta de la vez pasada… No te creo que no estuviste nunca enamorado de nadie.
-¿Es realmente importante el si estuve enamorado alguna vez de alguien?- suspiró.- Se llamaba Tiffany. La conocí en el último año del Centro de Estudios de C.E.O. Era una chica particular, si decís que yo estoy loco, ella lo estaba más. Pero eso en C.E.O. no se permite.
Salimos durante todo ese año, hasta que los resultados del examen llegaron. Me robaron mis sueños, mi vida iba a ser mecánico de boxes de Vértigo Slide pero jamás podría participar en las carreras no era mi tarea dentro de la comunidad. ¿Sabes lo que significaba eso para mí? No pude soportarlo mucho tiempo. Y así fue como me volvi un disidente.
Habremos salido desde el último año hasta un par de años mas que fue cuando ocurrió lo de la carrera. No la quise arriesgar a ella y me fui solo, para cuando quise volver a encontrarla ella ya era una ciudadana de C.E.O. por lo cual ya había perdido todo sentido nuestra relación. Y esa fue mi única triste relación. Hasta ahora...
-Tu historia no es mucho mejor que la mía...
-No no realmente, C.E.O. es una gran mierda. El venir acá fue mejor de lo que pensaba.
-¿Cómo decidiste venir a Canadá?
-Tu amigo Richard, contactó a Max a través de la RED y decidieron que alguien tenía que llegar primero a trabajar con tu jefe. El único que podía llegar rápido y atravesar la frontera era yo, así que acá me tenés.
-¿Te dijeron para qué venías? Al menos a vos sí te dijeron algo...
-Si para ganarte. No fue a propósito no esperaba que estuvieras tan buena de haberlo sabido antes te dejaba ganar.
-Eso no te lo hubiera perdonado nunca, si hay algo que no me gusta es que me dejen ganar.
-Eso me da malas ideas- dijo después de una carcajada- Es algo que no puedo evitar con vos cerca.
-¿Y a quién le tengo que agradecer que hayas llegado a mi vida?
-¿Agradecer? Pensé que odiabas que estuviera en tu vida. Supongo a tu jefe…
-¿Estás loco? ¿Por qué voy a odiar que estés en mi vida? Ah sí, cierto, estás loco- sonreí.
-Sí, por vos.
Él me besó y yo le correspondí.
-Ahora explicame como puedo odiar que estés en mi vida habiéndome hecho tanto bien, habiendo hecho que volviera a estar viva de nuevo, a que me hayas sacado de la oscuridad en la que estaba. Explicame.
-No lo sé quizás porque soy muy lindo. Es raro verte tan melosa estoy acostumbrado a tu agresión.
-¿Ves? Pero si sos re molesto, mejor explicame que hago acá acostada con vos.
-Disfrutando de un verdadero hombre.
-Ah sí, eso es verdad, debería probar con otros ahora que volví.
-Podrías, pero vas a volver inevitablemente conmigo. Aparte nadie te ata sos libre si querés. Mientras que no vuelvas a llorar ni encerrarte estará bien.
-Entonces eso significa que algo te importo.
-Si la paso bien con vos, ¿acaso te queda alguna duda?
-Sí, y no me respondas en gracioso ¿qué sentís por mí?
-Esto
Me besó, fue un beso muy suave. Estuvimos así un rato y cuando nos separamos me dijo:
-¿Ahora te quedo claro?
-Podría ser... necesito que me lo aclares un poco más...
Esta vez fui yo la que lo besó, pero este beso fue mucho más pasional. Casey había vuelto a encender ese fuego dentro mío que había estado apagado durante mucho tiempo.

(Inserte aquí escena XXX a cargo del lector :P)


*****


Llamé a Rapsky, me dijo que no sabía donde estaba Taichi, de hecho nadie parecía saber, ni siquiera Candy. Le dije que vinieran a la nueva casa para hablar sobre lo de la noche, pero Bloodearth me dijo que fuera yo porque él no podía salir, así que nos vestimos y salimos.
Cuando llegué les dije:
-Bueno, a ver, sigue faltando Taichi, ¿alguien sabe dónde está? No me responde el teléfono…
-¿Este teléfono?- dijo Rapsky levantándolo.
-Se fue al puerto- dijo Makarov.
-OK, alguien que sí sabe responder ¿Me están diciendo que perdimos contacto con la única persona que fue a investigar allá? Rapsky, ¿cuál es el plan?
-¿Plan? Yo no tengo ningún plan…
OK, recordar matar a Rapsky…
-¿Cómo que no tenemos ningún plan? ¿Qué te dijo el Griego? ¿A qué hora nos vamos a juntar?
-¡Ah! Eso está todo bien, tenemos que ir a las nueve. Si venís vamos a conseguir un muy buen descuento…
-¿Podés dejar de venderme a la mafia? Además yo voy a ir con la armadura puesta- dije.
Candy escupió lo que estaba tomando.
-¡De todas las ideas que escuché esa es la más estúpida de todas!
-Bueno, no tenemos ningún plan… ¿alguna otra idea?- pero nadie respondió así que dije- ok… Candy, desplegá el mapa del puerto.
Ella me miró muy mal, seguía sin sus computadoras y eso le estaba haciendo catarsis.
-¡Dónde querés que lo despliegue!
-En la notebook, Candy, ¡en la notebook!
Ella desplegó el mapa y miró a través de las cámaras del lugar…
-Miren, ahí está Taichi- dijo señalando.
Bien, al menos ya sabíamos dónde estaba.
-¿Y qué se supone que fue a hacer?
-Fue a poner explosivos- dijo Makarov.
-Genial. Candy, mostrame en el mapa los lugares donde Taichi está colocando los explosivos- unos puntitos rojos iluminaron el plano- Bueno, entonces yo voy con Rapsky como “directora comercial” como habíamos quedado ¿Vos Bloodearth qué vas a hacer? ¿Venís no?
-Sí.
-Ok, vos vas a ser mi guardaespaldas. Rapsky, ¿podemos llevar más gente?
-Sí, podríamos…
-Bueno dale, conseguilo. Casey va a ir en el camión para llevar la armadura por cualquier cosa, sería bueno que vos también vinieras Makarov, por si necesitamos asistencia con los explosivos.
-Está bien.
-¿Vas en el camión con Casey entonces?
-Sí.
No era el mejor plan, pero al menos era algo… Maldito Rapsky te dije que vos eras el encargado del plan de los cyberimplantes, yo no sirvo para estas cosas…
-Bueno, vos te vas a quedar en el auto, solo venís si yo te lo digo- me dijo Rapsky.
-Ok- le respondí.
Cuando llegó la hora nos dirigimos hacia el puerto, al final Rapsky no consiguió a nadie más así que en el Cadillac blanco solo fuimos nosotros tres. A poco de llegar escuchamos la voz de Taichi, estábamos ya al alcance de su comunicador.
“Ciento cincuenta alemanes, cincuenta de seguridad extra”
“OK” le respondí.
Rapsky bajó del auto y lo recibió un ayudante del Griego, no pasó mucho hasta que un auto blanco estacionó cerca. Habían puesto un toldo donde iban a servir la cena. El griego llegó y escuchamos los saludos, teníamos comunicación con Rapsky así que no nos perdíamos detalle.
Rapsky llevó muy bien la conversación, el Griego quiso venderle que un don nadie había sido el que delató donde se encontraba la mansión cuando él había sido el que puso el rastreador en el auto… además pedía una y otra vez verme a mí… eso no me gustaba nada. Por suerte Rapsky no me llamó, no quería volver a hablar con ese tipo.
“Taichi, ¿tenés ángulo de tiro desde ahí?”
“Sí”
La conversación convergió en que había alguien del gobierno que nos estaba buscando, a alguno de nosotros. La rata del gobierno que había mencionado Richard… ¿Quién era? Maldición, me estaba perdiendo de algo…
“Preguntale si a él le cae bien el gobierno” le dijo Taichi.
Pero el Griego siguió desviando la conversación hacia otros asuntos.
“Preguntale quién es su contacto en el gobierno Rapsky” le dije.
Él hizo lo que le dijimos y en ese instante el griego le dijo:
-¿Quéres saber quién es?
Y de un auto salió ¿otro Rapsky?
En ese momento me acordé de Candy, ella me había dicho que el hermano de Rapsky estaba involucrado ¡maldición! Estábamos metidos hasta el cuello. Rapsky habló con él pero ya todo se nos había ido de las manos, otra vez. Nos apuntaron doscientos tipos, estábamos rodeados.
En ese momento Taichi dijo:
“Todos al suelo”
Había arrojado una flecha explosiva al nuevo Rapsky que murió en el acto.
-Sacanos de acá- le dije a Bloodearth pero solo avanzó unos metros y el auto quedó hecho pedazos, al igual que nosotros. Otra vez estaba bañada en sangre. Salimos del auto mientras más balas nos alcanzaban. Bloodearth se fue para el lado donde estaba Taichi y yo me intenté arrojar detrás de unos contenedores no sin antes recibir más impactos de bala.
No quería meterlo ahí, pero sino lo llamaba íbamos a morir todos.
-Casey, sacame de acá.
Escuché las llantas del camión cuando arrancó, no sé cuántos se habrá llevado por delante, pero llegó justo a tiempo, no iba a aguantar mucho más. Me calcé la armadura y escuché que Taichi decía:
“Viene la ayuda aérea”
“Taichi, ¿podés salir de ahí?” le pregunté.
“Sí, no hay problema”.
“Todos al camión” les dije.
Rapsky fue el último en subir.
Cuando Casey aceleró para salir se nos vino encima una camioneta blindada. Casey frenó.
-Casey ¿qué vas a hacer?
Él presionó ese botón rojo de la otra vez… Sí, estaba loco, se iba a llevar puesta la camioneta.
-¡Agarrense todos!- grité.
Casey aceleró y el camión se chocó contra la camioneta, sentí como giraba en el aire y se ponía en posición para arrancar nuevamente. El camión arrastró a la camioneta por todo el puerto hasta que cayó al agua.
Mientras escapábamos usé los micromisiles para derribar los helicópteros que nos perseguían. Cuando logramos llegar a lo de Makarov, no sabría decir como todavía estaba en pie.
-Ursula, mirá como quedé de nuevo… perdón.
-No te preocupes, a ver, vengan mis muchachos.
Era un alivio saber que cuando llegara ella iba a ayudarme. Gracias amiga.
Cuando pude reincorporarme, estaba toda vendada de nuevo, muchas balas me habían impactado en el tiroteo, estuve a muy poco de morirme… En ese momento vi que entraban Richard, Owen y Robert. Otra vez me acordé de que Candy me había advertido que la rata en el gobierno era el hermano de Rapsky, ¿Por qué se me había borrado? Debí haberle advertido, debí darme cuenta.
Rapsky le gritó a Richard, le dijo que si le hubieran dicho las cosas no hubiéramos terminado así… Lo entendía perfectamente yo también estaba muy enojada.

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