miércoles, 2 de junio de 2010

Fecha 8: Error

Quién nos mandó a volver por la zona de combate, por qué no se me ocurrió rodearla digo yo. Claro se suponía que estaban controlados… pero no lo estaban y habían salido de su escondite. En el medio de la avenida principal había autos prendidos fuego. No había forma de retroceder, Rapsky dijo que ni se nos ocurriera ir por las calles laterales.
-Esto se va a poner feo- dijo Casey.
-¡No lo pienses y hacelo!
Le grité, él aceleró y se llevó por delante la masa de vehículos incendiados. El auto no iba a aguantar mucho.
-¿Por dónde Rapsky?
-Derecho, no se desvíen.
Sí, pero derecho en medio de la calle apareció un Cybersicópata. Casey aceleró para frenar de golpe y hacer que la camioneta girara en el aire. Bloodearth, Rapsky y yo le disparamos desde el la camioneta. El golpe fue demasiado para las llantas.
-¡Casey conseguí un auto maldición!- gritó Bloodearth, tomó sus tomahawk y fue contra el monstruo para romperle las piernas y lo consiguió. Mientras Rapsky, Taichi y yo le disparábamos de lejos y a cubierto. Los últimos disparos de Rapsky le dieron en la cabeza y cayó.
En el suelo Taichi vio abierta la tapa de la alcantarilla, Urss y Casey ya habían bajado.
Caminamos por las alcantarillas malolientes y plagadas de cadáveres, bueno, prefería a los muertos que a pandilleros cybersicópatas.
-¿Por dónde?- pregunté.
-Seguimos hasta la próxima estación- dijo Taichi.
Todavía estábamos muy lejos de la ciudad, y no tuvieron mejor idea que meterse por los tubos de agua.
-¡No se nadar!- grité y me tiré tras ellos a la corriente.
Por suerte Casey me ayudó, no sé en que momento me golpeé la cabeza y me desmayé. Cuando desperté ya estábamos en una estación del subte.
-Les dije que no sabía nadar…
Seguimos y llegamos a un lugar reconocible, Taichi vio fuego adelante y dijo que iba a ir a ver que pasaba, Bloodearth lo acompañó. Nosotros nos quedamos esperando en el andén.
Casey dijo:
-Permiso- y rompió una máquina de gaseosas- ¿Querés una?
-Gracias, no veo la hora de volver y darme un baño.
-Yo te acompaño.
-Sola- aclaré.
No pasó mucho hasta que escuchamos ruido. Claro, como si pudiéramos confiar en pandilleros de las alcantarillas.
-Quedate acá con Urss, voy a ver que está pasando.
Cuando llegué Taichi y Bloodearth se estaban peleando con unos pibes, no podían tener más de veinte años.
-¡Alto ahí o van a morir todos!- grité, pero ellos no se asustaron:
-¿Y esta vieja quién es? ¡A ella!
¿Quién me manda a meterme en la zona de combate? ¿Quién me manda a seguir a Urss y a Casey? ¿Quién me manda a hacerle caso a Taichi?
Golpeé a algunos pero Taichi agarró al líder y le dijo que se fueran a su casa, no sin antes quitarles las cosas que tenían y algo de ropa limpia.
Una nenita que no pasaba los trece años le tiró de la ropa y le dijo:
-Dijiste que fuéramos a nuestra casa. Esta es nuestra casa.
-OK, mala elección de palabras, no nos vamos a quedar mucho.
-Tomá- dijo y le entregó la muñeca.
-No puedo aceptarla, hace poco conocí a alguien y creo saber lo que vale para vos, llevala, es tuya.
La nena agarró la muñeca y siguió a los demás.
Habíamos llegado casi hasta el barrio corporativo llevados por la corriente. Las calles estaban desiertas pero cada tanto pasaba algún camión de pandilleros patrullando.
-¿Qué creés que signifique?- le pregunté a Taichi.
-Están buscando algo, o alguien.
Taichi llamó a Candy y esperamos que nos fuera a buscar, bien escondidos.
Eran como las tres de la mañana, subí al cuarto de Richard y me metí en el shakusi, estuve un rato largo y en un momento Bloodearth abrió la puerta y tiró a Casey adentro.
-¡Bañate mugriento!
-¡Qué hacés acá!
-Fue culpa de tu amigo… yo no tengo nada que ver.
-En fin, podés quedarte ya me iba.
-¿Tan rápido te vas?
-Quiero ir a descansar.
Agarré la bata y salí. Fui a mi habitación y antes de caer agotada le mandé un mensaje a Richard.
“Te espero a las nueve en mi casa”.
“Ok”.

A las siete de la mañana me levanté. Todavía tenía sueño y estaba agotada después de haber “recorrido” las alcantarillas debajo de la zona de combate, pero no me importó. Al salir vi a Casey que dormía en el sillón del living, seguramente ese sillón era mucho mejor que otras camas donde había dormido.
Salí con la Honda y llegué rápido a casa. Me puse a hacer tostadas para el desayuno, pero algunas se me quemaron, lo mío nunca había sido la cocina.
A las nueve en punto tocó el timbre. Vi por la mirilla de la puerta, era él, puntual como siempre.
-Hola, pasá.
-Permiso.
-¿Qué querés tomar?- le pregunté.
-Café negro- me respondió
Le serví café y le pregunté:
-¿Qué estuviste haciendo?
-¿Conocés a Max el amigo de Urssula?
-Nunca lo vi pero escuché sobre él.
-Estamos tratando de limpiar una basura del gobierno.
-Pensé que eran varias…
-Sí, pero esta es la peor y trabaja para las corporaciones.
-Entiendo…
-¿Y vos? ¿Qué necesitás? Viene porque me lo pediste.
-Te dije que te iba a informar las novedades. Tu amigo te manda saludos, literalmente dijo “Mandale saludos al estúpido de Richard”.
-Adam es una persona muy particular…
-No sé qué fue lo que dijimos diferente a lo que vos dijiste, pero nos escuchó. Dijo que cuando todo estalle ellos nos iban a ayudar.
-Quizás fueron las circunstancias, ahora es diferente a entonces…
-Estaba con una mujer, creo que era su esposa.
-Sí, Lita, la nómada.
-Es una mujer con un carácter muy particular…
-No es la única- dijo y me miró.
-¿Qué me estás queriendo decir?
-Nada, nada.
-¿Qué vas a hacer ahora?
-Cuando todo estalle, van a necesitar a alguien que entre a las corporaciones…
-Eso que dijiste no me gusta…- y agregué con tono bastante preocupado- No quiero que te mueras.
-Alguien va a tener que hacerlo… ¿vos que vas a hacer?
-Seguir el plan que tenemos con los chicos. Sabés que voy a proteger a los que pueda, que voy a estar en el centro de la masacre.
-Eso es lo más difícil siempre, decirles a los que queden que perdieron a sus esposos, a sus hijos, a sus padres… Los que quedan son los que sufren.
Parecía que estaba hablando de él, algo le había pasado.
-Lo sé a mí me pasó… ¿querés hablar de eso?
-No realmente.
-¿Hay forma de evitar la masacre?
-La única forma que tenemos de saber que es lo que quieren las corporaciones es que pase. Y no, no hay forma de evitarlo.
Se paró y se dirigió a una de las ventanas y miró hacia fuera.
-Entonces con más razón voy a hacer lo que pueda para ayudar.
-Nuestra vida es muy solitaria…
-Yo también pensaba lo mismo, pero desde que estoy trabajando con ellos me di cuenta de que eso no es así…
Me acerqué a él.
-Y no sé si realmente te hacés una idea de lo que significás para mí.
Lo abracé por la espalda, él se dio vuelta y me abrazó mientras me acariciaba el pelo. Me besó en la frente pero yo no iba a dejar eso así y lo besé en los labios. Él me correspondió el beso y sentí que él también lo quería. Cuando nos separamos él acarició mi cara.
-Debí decírtelo antes…
-No, nunca debiste haberlo hecho.
-¿Por qué?
-Nosotros no podemos tener ese tipo de vida.
-Vos sos mi vida- le dije y quise volver a besarlo pero esta vez me rechazó.
-¿Por qué?
-Es mejor que las cosas sigan así. Gracias por el café- dijo y se dirigió hacia la puerta. No pude frenarlo, yo también había pensado así hasta hacía muy poco, no podía culparlo.
-No te vas a librar de mí tan fácil- fue lo último que le dije antes de que saliera.

Ordené algunas cosas, cerré la puerta del frente y subí a la moto, necesitaba correr a alta velocidad por la autopista. Correr siempre me ayudaba a pensar.
¿Por qué? ¿Por qué no me dejás estar a tu lado?
Sé que ese beso fue real, lo sentiste, sentiste lo mismo que yo, y te fuiste por la misma razón que yo tardé tres años en decírtelo, querés protegerme, o eso fue lo que sentí… No quiero que me protejas, quiero que estés conmigo, que me abraces, que me beses, que conviertas este mundo en un mundo que valga la pena ser vivido, porque si quiero proteger a todos, si quiero que este mundo sea mejor es porque quiero compartirlo con vos ¿tan difícil es de entender?
Volví a la casa a la noche, sabía que tenía que ir con Rapsky a ver a ese mafioso, y no estaba de humor. En la cocina estaban Candy, Natalie y Urss.
Todas me miraron cuando Casey salió.
-¿Qué? ¿Por qué me miran así?
-Taichi, Rapsky y Pulika no están. Pero Casey sí, y tenés tiempo libre.
-No estoy de humor- les dije y me senté con ellas a la mesa.
-¿Qué pasó? Contanos, somos tus amigas.
Las cuatro nos miramos, eso era cierto, éramos amigas, hace muy poco, pero éramos amigas, y ellas hacían que las cosas fueran más fáciles.
-Digamos que algo que hice no terminó como esperaba…
-Le dijiste- me dijo Candy.
-Sí.
-¿Qué pasó?
-No fue un no, pero tampoco fue un sí…
-Los hombres son unos idiotas.
-En eso te doy la razón.

*****

Cuando volví a la mansión para prepararme a ir con Rapsky a ver a El Griego Taichi dijo que se iba a ir.
-¿Dónde vas?
-Vuelvo enseguida.
-Candy, por favor seguilo- le pedí.
-Ok.
Cuando volvió nos sacó las dudas del día anterior, las pandillas lo estaban buscando a él. GENIAL. Lo único que nos faltaba.
Rapsky me dijo que iba a ayudar a “disfrazarme”. Aunque supuse que una peluca y unos anteojos negros no iban a ayudar mucho…
Yo era la “directora comercial” según Rapsky, así que me vestí de ejecutiva y lo seguí.
-Vos encargate que sos el que sabe, yo te sigo.
-Va a estar todo bien, no te preocupes, solo vamos a entregar las muestras y a negociar. Solo seguí el plan.
Cuando llegamos al lugar “neutral” (sí claro, era neutral y yo soy Blancanieves), vimos varios autos que rodearon la Ferrari. Primero Rapsky entró solo, me dijo que lo espere en el auto en marcha. Pero parecía que estaba todo bien porque al rato me llamó.
Cuando entré vi como sacaban en dos baldes los pedazos de un hombre recién muerto. Gracias, si llegaba a entrar antes no iba a poder permitirlo. Sí, definitivamente, Rapsky estaba loco.
El griego pidió que limpien todo. Seguía sin entender como Rapsky podía negociar con un hombre de esa calaña.
-Bien, como les dije ella es la encargada de la parte comercial- y luego nos presentó- El griego, mujer, yo.
-Señorita, es un gusto- dijo y me besó la mano.
-Lo mismo digo señor.
Le di el maletín a Rapsky que le pasó las partes al Griego. Él llamó a uno de sus socios que hizo la prueba de calidad.
-Excelente calidad- dijo Rapsky.
-Eso parece…
-Bien, entonces podemos estar hablando de un acuerdo.
-Un 60-40 si está de acuerdo ya que voy a financiar.
-Me parece bien. El container va a llegar dentro de unos dos días, este es el adelanto, seis piezas.
-Creo que los puntos están más que claros.
Quería irme de ahí, ese mafioso me ponía muy nerviosa y no era fácil ponerme nerviosa a mí.
Cuando Rapsky terminó la conversación el Griego volvió a saludarme y cuando me di vuelta me dio una palmeada en la nalga.
“Elena controlate, por dios controlate…”
-Rapsky ¿te molesta si voy rápido?
-Para nada.
Tomé la autopista a toda velocidad, los nervios me estaban matando.

*****

-Decime que no vinieron acá con el auto- dijo Candy.
-Sí ¿por qué?- le pregunté.
-Casey sacá ese auto de acá.
-¿Qué pasó?
-¿Dejaron el auto solo?
-Sí… tuve que entrar con Rapsky.
-¡Casey llevate el auto ahora!
-Está bien.
Casey corrió hacia el garage y yo lo seguí.
-Esperá ¿dónde vas?
-No sé, a desaparecer el auto.
Me subí con él, yo había sido la responsable de lo que pasó. Nos habían puesto un rastreador en el auto, y el sistema de seguridad lo detectó al entrar.
Había sido mi culpa, no podía dejarlo ir solo.
-Candy- la llamé cuando ya estuvimos en marcha.
-¿Qué pasa?- me dijo.
-¿Podés eliminar la traza a la mansión?
-Voy a intentar hacer un milagro.
-Si no vamos a tener que irnos. Sacá a todos de ahí, en especial a los que no pueden pelear.
Evidentemente me estaba refieriendo a Natalie y a la niña que había traído Taichi.
Casey fue parando en varios lugares, pero el daño ya estaba hecho. Condujo hacia las afueras de la ciudad hasta que ya no tuvimos señal en el celular.
-Siento que tengas que pasar por esto.
-No hay problema, esto no es nada comparado a otras cosas por las que pasé.
Llegamos a una zona desértica. Afuera nevaba, no había un lugar cerca para quedarnos a dormir así que decidimos quedarnos en el auto.
-¿Y ahora que pasa? ¿Por qué tenés esa cara?
-Nada.
-Dale decime. Ya sé, te morís por estar conmigo y no sabés como decírmelo.
-Ojalá fuera tan fácil.
-¿Entonces?
Él me abrazó pero yo le saqué el brazo. Creo que fui demasiado dura con él… siguió insistiendo con las preguntas hasta que le dije:
-Es sobre esas cosas que no entendés.
-¿Cómo sabés que no las entiendo?
-Vos mismo lo dijiste.
-¿Al final le dijiste no? Y como te rechazó ahora estás así
-No estoy mal, solo estoy rara, y por eso cometo estos errores, no debería haber ido sola con Rapsky, yo no sé tratar con la mafia. Y por eso cometí ese error…
Me quedé callada un rato y el dijo:
-Bueno ¿y entonces que hacemos?
-Pensaba dormir.
-Está bien si querés seguir con esa cara.
Se dio vuelta y no pasó mucho tiempo hasta que se quedó dormido, ojalá hubiera podido dormir como él.
Las horas pasaban lento bajo la nieve, hacía frío, y yo me había quedado sola con mis pensamientos, no era lo mejor, pero me lo merecía.
¿Qué iba a hacer ahora? ¿Cómo iba a poder olvidarme de ese beso? ¿Cómo iba a olvidar su abrazo, sus caricias…? No, no iba a rendirme, aunque eso significara quedarme sola.
¿A quién perdiste Richard? ¿A una mujer? La envidio, si ella pudo tenerte, la envidio… Sé que tenés miedo, no querés volver a sufrir, yo también lo sé, pero eso no es vivir, es estar muerto en vida. No sentir, reprimir las emociones, esas que nos hacen humanos, es como estar muertos.
Miré a Casey, sí, gracias a él yo estaba viva de nuevo. Lo siento, si realmente no sabés lo que es amar no podés aprenderlo conmigo, vos merecés a alguien que pueda corresponder a ese amor, y yo no puedo.
Richard… ¿será que realmente no querés vivir? ¿cómo puedo hacer para que quieras hacerlo? ¿Por qué no me dejás hacerte feliz? ¿Por qué no querés compartir conmigo el tiempo que se nos da? Todavía no estamos muertos, y yo no quiero morirme…
Sí, voy a hacer que vos tampoco quieras morirte, todavía no sé como, pero vas a tener que darme una buena excusa si querés librarte de mí…
Las lágrimas, sí, esas dulces lágrimas eran la prueba de que seguía siendo humana.

Amaneció. Casey dormía apaciblemente así que lo desperté, quería volver, no aguantaba más estar ahí. No porque estuviera él, sino porque no me aguantaba a mí misma.
-Hey, vamos.
-¿Estoy en el cielo? No me molestaría despertarme todas las mañanas así.
Bajamos del auto y empezamos a caminar por el sendero nevado, cuando tuviera señal en el celular iba a llamar a Rapsky.
-Hace frío, tomá- dijo y me puso su campera sobre los hombros.
-¿Estás loco? Yo tengo campera, no tengo frío.
-Usala.
Él se había quedado en musculosa, sin embargo no me dejó que se la devolviera. Llegamos hasta un bar sobre el camino. Pedí un café doble, Casey pidió un café y waffles.
Llamé a Rapsky pero no me atendió así que llamé a Candy.
-¿Sí…?
-Candy, soy yo, ¿está todo bien ahí?
-Sí…- estaba medio dormida todavía.
-¿Podés pasarnos a buscar o mandar a alguien?
-Bueno… dame dos horas…- dijo y colgó.
Casey me preguntó:
-¿Estás bien?
Mi aspecto debía ser fatal, toda la noche sin dormir, lo mínimo eran unas horribles ojeras.
-Sí, no pude dormir bien.
-No te sienta bien esa cara.
-Hoy no soy una buena compañía.
Como no hice ningún otro comentario se levantó de la mesa, después de un rato un oso de peluche aterrizó sobre la mesa. Lo miré y le dije:
-¿Pasaste a tu etapa romántica?
-No me hablás así que tuve que hacer algo, pensé que te iba a gustar.
Le sonreí.
-Bueno… gracias. Te dije que no iba a ser fácil trabajar conmigo.
-Eso no me importa, puedo acostumbrarme- dijo y me miró de arriba abajo- definitivamente puedo acostumbrarme.
-No insistas con eso, no va a volver a pasar.
-No te estoy insistiendo, podría hacerlo pero no lo hago ¿parece que estoy insistiendo?
-Bueno, basta.
“Dios y todavía faltan dos horas”… pensé.

Supongo que los hombres jamás van a entendernos, jamás van a saber por qué podemos llegar a ser tan fuertes… Cuando todo esto arda y vean volver a Armour Woman, lo van a entender.
No voy a dejar a ninguna basura con vida.

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